El filósofo y biólogo Jean Edmond Cyrus Rostand (1894-1977) –hijo del dramaturgo Edmond Rostand y de la poeta Rosemonde Gérard– cumpliría hoy 120 años.
La frase que da título a esta entrada esta extraída de su Pensées d’un biologiste.
Investigó sobre el origen de la vida, la biología de los batracios, la partenogénesis, el efecto de la temperatura sobre los huevos y la herencia.
Dividió su tiempo entre la investigación científica y la producción literaria (ensayos filosóficos). También publicó textos de divulgación en biología, recibiendo en 1959 el Premio Kalinga.
Esta entrada participa en la XXXIII Edición del Carnaval de Biología cuyo blog anfitrión es Consultoría y Educación Ambiental
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