El 8 de noviembre de 1895, el físico Wilhelm Röntgen (1845-1923) produjo radiación electromagnética en las longitudes de onda correspondientes a los llamados rayos X.
El físico estaba experimentando con los tubos de Hittorff-Crookes y la bobina de Ruhmkorff, investigando la fluorescencia violeta producida por los rayos catódicos. Tras cubrir el tubo con un cartón negro –para eliminar la luz visible– observó un resplandor tenue proveniente de una pantalla con una capa de platino-cianuro de bario; este brillo desaparecía al apagar el tubo. Dedujo que los rayos creaban una fuerte radiación invisible, que atravesaba grandes espesores de papel y otros objetos poco densos: los llamó rayos X –aludiendo a la incógnita–, porque no sabía lo que eran.

Doodle dedicado al descubrimiento de los rayos X (8 noviembre 2010)
Röntgen obtuvo el Premio Nobel de Física 1901 por el descubrimiento de los remarcables rayos que llevan su nombre –se siguen denominando Röntgenstrahlen en alemán–.
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