El 17 de junio se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la sequía; el tema de 2019 es «Construyamos juntas y juntos el futuro».
Cada año, el mundo pierde 24.000 millones de toneladas de suelo fértil.
Además, la degradación de las tierras secas reduce el producto interno nacional de los países en desarrollo hasta en un 8% anual.
Debemos cambiar urgentemente esas tendencias.
Proteger y restaurar la tierra, y utilizarla mejor, puede reducir la migración forzada, aumentar la seguridad alimentaria y estimular el crecimiento económico. También puede ayudarnos a afrontar la emergencia climática mundial.
- Suelo y sequía: “De cara a 2025, 1800 millones de personas vivirán una escasez absoluta de agua. Además, dos tercios de la población mundial no dispondrán de suficientes recursos hídricos”. Hablamos de una compleja amenaza medioambiental que irrumpe con fuerza en el ámbito socioeconómico, causando más muertes y desplazamientos humanos que cualquier otro desastre natural.
- Tierra y seguridad humana: “En 2045 alrededor de 135 millones de personas en todo el mundo pueden haber sido desplazadas como consecuencia de la desertificación”. Frenar la degradación de nuestros suelos —mediante la rehabilitación de tierras, la expansión de terrenos gestionados sosteniblemente y el incremento de iniciativas de reparación de terrenos— es una de las principales vías hacia una mayor capacidad de adaptación y un mejor equilibrio ecológico.
- Los suelos y el clima: “La restauración de suelos en ecosistemas ya degradados puede conducir a la absorción y almacenaje de hasta 3000 millones de toneladas de carbono cada año”. Las actividades del uso de suelos representan casi el 25% de las emisiones globales de CO2. Por lo tanto, las mejoras en este sector, junto con un uso más sostenible de las tierras, son fundamentales para ayudar a combatir el cambio climático.
Información extraída de Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, ONU